Comenzaba el rezo del Santo Vía Crucis y el Señor ya cruzaba el portón de la Iglesia; fuera le esperaba el gentío para acompañarlo de vuelta a su casa. con la noche ya caída sobre la Ciudad, el lienzo cada vez se enriquecía más. El trío de capilla hacía sonar esas ”saetillas” que trasladan a otros tiempos, a otros siglos, mientras Ntro. Padre Jesús de la Columna avanzaba por los adoquines de las calles del Casco Antiguo de forma pausada y firme. La imagen lució para la ocasión unas andas de grandes dimensiones, de madera oscura cedidas por la Agrupación de Cofradías para la ocasión. La iluminación consistió en los dos faroles de cola del Paso de Palio de Ntra. Sra. de la Amargura. El exorno floral estuvo compuesto por lirios morados y claveles rojos.

Podíamos ver tras su espalda flagelada, muchísima gente siguiendo sus pasos, cual Jueves Santo se tratase. A medida que se adentraba la noche sobre la ciudad y las horas avanzaban en el tiempo, con una una sobrecogedora oscuridad alumbrado solo por las velas de los cuatro ciriales que antecedían su caminar. Poco a poco y con el sonido del rachear de los hermanos que lo portaban, llegaba el Señor de la Columna a la Iglesia de Santa María la Mayor finalizando así, una cuaresma más, el Vía Crucis de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Linares.