Angustias y Soledad para el Santo Entierro de Cristo en Linares

Hace rato que la noche se llevo la ultima luz del día y el Viernes Santo toca a su fin. Miles de Linarenses toman las aceras vistiendo el lu...

Hace rato que la noche se llevo la ultima luz del día y el Viernes Santo toca a su fin. Miles de Linarenses toman las aceras vistiendo el luto de lirios morados para señalar la hora final de este Santo Entierro multitudinario que vuelve a las calles de la ciudad inmersas en dolor, cansancio y oscuridad. Duerme la noche con la muerte de Cristo entre sus brazos. La expresión de este Cristo plácida como un sueño y sencilla como la luz y la oración donde esta impresa la huella de un pueblo hecho a la tragedia de la muerte. El sufrimiento con su modo de orar con la taranta que ahora calla al paso del Entierro de Cristo que baja por la C/ Pontón como máxima expresión de la cuesta que desciende del Calvario.
Todo es aroma de incienso y silencio roto por los ecos huecos y apagados de los tambores de pellejo que anuncian la muerte del Redentor. Esta la noche cercana bajo un techo de estrellas, trenzada en el aire nuevo y suave recién llegado de la Primavera, va dibujando en la sombra de los balcones repletos de flores el cuerpo purificado, dolorido y marchito del yacente.







La noche huele a muerte y a aromas al mismo tiempo, tiene la perspectiva donde celebrar y renovar el sacrificio sagrado de la vida y Linares así lo entiende, descifrando sus pasos lentos y cansados. Adorando con los pétalos de las flores nuevas que caen desde los balcones para purificar la muerte de Cristo Yacente cuando avanza por las calles tomando las calles de la madrugada, adorando a una Soledad con la Angustia que lleva en su rostro.
Toda música a cesado, las calles de Linares se rinde ante el silencio de la muerte como una Pasión que aflora entre los entramados de la vida para sumirse en esta muerte llena de esperanza.




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