Un año mas, y bajo un cálido Domingo de Resurrección, la hermandad hacía acto de presencia con una puntualidad exquisita ante un importante número de personas que aguardaban la espera de la salida de los dos y últimos pasos que procesionan en nuestra Semana Santa. Las puerta de Santa Bárbara comienzan abrirse y desde el interior se vislumbra la silueta del imponente Paso de Misterio de Ntro. Señor Jesucristo en el Misterio de su Gloriosa Resurrección. Alrededor del paso un mar de Hermanos, familiares y costaleros... cuyo único pasaporte al paraíso es su costal. A golpe de llamador, se eleva al cielo por vez primera el Galeón de los sueños. En este mismo instante en el que el golpe del llamador retumba en el interior del paso a mi cabeza me llegan los recuerdos de aquellos ensayos previos a la Cuaresma. Tardes de frío, lluvia, de aquellas levantas al golpe del martillo, aquellas risas, lágrimas y esfuerzo vivido junto a mis compañeros de trabajadera... mis Hermanos. Un esfuerzo recompensado con creces cuando al salir por las puertas de Santa Barbara observas a través de la oscuridad del faldón las miradas de aquellas personas que anhelan con deseo ver el Divino rostro del Señor Resucitado y su Bendita Madre, ver como recorre por las mejillas de este gente unas lágrimas que, al contrario de lo que pueda parecer son de alegría  Recuerdos y vivencias que quedaran grabadas en mi mente y que, dificilmente serán borradas. En mi corta trayectoria en este mundo costalero muchos han sido las personas que me han preguntado el por que ser costalero, tachandome incluso de loco por esta ilusión, esta devoción... esta Fe. No hay palabras para describir el por que de ser Costalero, el poder ser los pies que guíen el camino de Mi Señor por las calles de su Ciudad. Por esto mismo, simplemente dejo que mi corazón hable por mi.

Avanza el Señor con elegancia cruzando los rías de asfalto buscando el camino que le lleve hacia Linares elevarse de nuevo, victorioso, con la mirada sosegada sobre las gentes. Cristo aun no tiene cicatrizadas las heridas de la crucifixión pero el semblante es distinto, de esbozo de sonrisa, de mirada brillante y de cabello lacio sin sudor ni espinas.

La Señora como cariñosamente se le conoce a Ntra. Sra. del Amor Hermoso en su Inmaculada Concepción sigue siendo pálida pero no de pena, si no de luna radiantes, de amanecer Linarense. La Reina del Amor va vestida como una novia, de Azahar y clavel blanco andaluz paseándose sobre su altar bajo palio por las calles de Linares repartiendo Amor a todo aquel que contemple su Bendito rostro. Pero irremediablemente una vaga sensación de abandono invade el alma de los Cofrades. Saben que cuando el Señor Resucitado y su Bendita Madre comiencen a buscar el camino de vuelta a su bendito Barrio el que ha visto a esta Hdad. crecer y madurar, tendrán que decir en voz baja un hasta el año que viene... que se acerca la hora de guardar las túnicas y que el caperuz que antes le cubría el rostro será un pañolón inerte con dos agujeros que dormirá un largo letargo en el cajón de una armario, y que el capirote será un cucurucho de cartón vacío y extraño en lo alto del armario. La banda interpreta su ultima marcha mientras el costalero toma impulso para subir la Cuesta de San Pedro, bautizada recientemente por la propia Hdad. como "La Cuesta del Costalero" en honor a estas personas anónimas que año tras año elevan al Cielo de Linares la Gloriosa Resurrección del Señor. Poco a poco los nazarenos comienzan a abandonar el interior del templo, contentos y sin saber del todo que hacer con las manos vacías ya que, el nazareno necesita el apoyo de un cirio y el olor de la vela...