A su paso, las calles se encontraban portales que permanecían abiertos a la espera de que, con su divina presencia bendijera un año más su hogar. Poco a poco, estas pequeñas andas eran mecidas entre las olas de cofrades y devotos su paso por las estrecheces de sus callejas buscando el camino que la llevase de nuevo hasta su Santuario. Emoción contenida de abuelas "sentaditas" a las que le fallan las piernas y elevan la mirada buscando el amparo de su sonrisa. Promesas que de año en año no se olvidan, que de un año en año se cumplen puntualmente como las marcadas horas de un reloj que parecen estar escritas, los pétalos rozarán su cara mientras el sol se va apagando por el poniente y el cielo ya destella morado y se asoma una luna caprichosa que quiere verse desde todas las callejas y de en año en año, porque parece estar escrito. Los sones de la Banda Sinfónica "Ciudad de Linares", asi como la AM. María Stma. de los Dolores de Linares ofrecieron un inmejorable recital de marchas que convirtió la procesión de este año en toda una proclamación festiva del amor. Elegancia y finura son algunos calificativos dignos del discurrir del paso de palio que llevó a nuestra Madre de Linarejos Coronada por las calles de su Ciudad. Vítores y piropos se sucedían al paso de la Virgen de Linarejos Coronada mientras se adentraba navegando entre los adoquines de las calles de su barrio, proyectando su sombra en las paredes de típicas casas y rejas de su barrio. Numerosas fueron las emotivas dedicatorias por hermanos ausentes, familiares y amigos de esta Cofradía. A media noche y con la luna ya asomada sobre la ciudad, la Reina de Linares llegaba al Santuario de Linarejos, hogar en el que habita el Amor de una Madre Coronada de plegarias y oraciones de una Ciudad entera que se postra ante sus divinas plantas para implorar su protección y ayuda en los momentos más duros de nuestra vida como Patrona nuestra, esperando que llegue otro año más para vestirse de jazmines y reencontrarse con su Pueblo.