baeza
Mis Vivencias
Tras el Objetivo
A los Pies de la Misericordia (Baeza, 12/11/2016)
13:12:00
Cuando ya parecía que la Semana
Santa había pasado, que ya no volvería a oler a incienso, cuando parecía que yo
no habría bullas, de repente y casi sin darse cuenta, nos encontramos de nuevo
inmersos en este sueño que nunca termina de acabar. Frente al ruido que todo lo
inunda, que todo lo pervierte con ese magma que obstruye los sentidos y la
razón. Frente al discurso hueco y las palabras que apenas dejan huella en los
labios que permanecen sellados por la luz del conocimiento. A su vez, el
silencio de la noche se presta para ser paño impregnado en aromas de una
primavera que aún no ha llegado. Silencio roto entre la multitud de un pueblo,
deseando aliviar tanto dolor, implorando Misericordia.
Una Misericordia que hace del
llanto lejano un dolor inminente, una pulsación que late fuerte y más fuerte
para provocar, frente a Él, una revolución de los sentidos, de la piel que roza
otra piel con los labios temblorosos porque la gracia que recibió un solo
hombre convirtió la madera en un altar sagrado, en un ara que invita a rezar
con la mirada, como un milagro más que Dios quiso hacer a través de un ser
humano.
En pleno período otoñal, la
Ciudad Renacentista de Baeza celebró un Besapies Magno con motivo de la
clausura del Año de la Misericordia. Desde primeras horas de la mañana la
ciudad era cubierta bajo un sol típico de estas fechas. No era un día
cualquiera, el aire parecía distinto, pero a la vez conocido. Era como volver a
lo más íntimo del alma sin quererlo. Un día histórico sin duda, en donde
cofrades, devotos y turistas pudieron arrodillarse a los Pies de la
Misericordia.
De entre las tinieblas de viejas
iglesias oscuras y frías, pero a la vez silenciosas y bellas, emerge el Bendito
rostro de Cristo siempre iluminado por la cera para mostrarnos la Fe, el camino
y la verdad verdadera. Es realmente difícil enfrentarse a este momento,
escribir sin que florezca el sentimiento y la emoción. Es complicado no
imaginar momento más íntimo que este cuando El y solo El, más allá del volumen
sacro nos recuerda en este Besapies Misericordioso que no es preludio, sino una
punzada en la arteria viva que sangra ante una realidad tan humana, tan divina
como el beso fiel del niño que lo mira boquiabierto, el beso del anciano que
sólo se aferra a Él para vivir día a día, de la ilusión de los padres que
presentan a sus hijos de pocos meses ante su mirada buena y lo amparan a su
protección, la caricia amorosa que roza sus pies, las lágrimas y los
sentimientos contenidos, de las ofrendas de amor sincero, de aquellos que,
nerviosos pasan ante su presencia.
No hay más verdad que esta, y en
la que caben todos los anhelos, las aspiraciones, las angustias, los miedos y
esperanzas, las miserias y las ilusiones de quienes reconocen su silueta
inconfundible. La imagen es sencilla y rotunda rodeada por un silencio
atronador, como el nombre que evoca a Dios en cualquiera de sus advocaciones.
Es el alfa y el omega, el cielo y
la tierra, el principio y el fin, la vida y la muerte. La verdad de nuestros
padres, la de quienes le rezaron arrepentidos sin ser capaces de sostenerle la
mirada, la de quienes se descalzaron aliviados nada más pisar los umbrales de
su santa morada, la de quienes lo vieron caminar, recorriendo las antiguas
calles empedradas de esta Ciudad Renacentista.
No hay más verdad que la de este Dios que año tras año, carga con los
pecados de cuantos somos y cuanto hemos dejado de ser, por eso lo representamos
de manera cierta y bien real para hacerlo uno más entre nosotros. Y por eso mismo
necesitamos de vez en cuando mirar cara a cara a la verdad, el que pueda porque
la verdad solo tiene un nombre, Misericordia.
A continuación os mostraré algunas de las imágenes que pude tomar de este Besapies Magno con motivo de la Clausura del Año de la Misericordia en la Ciudad de Baeza. De igual modo, pedirles disculpas puesto que, debido al poco tiempo del que disponía no pude fotografías el resto de imágenes participantes en dicho evento.
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