Se estremece el alma ante Dios. La fuerza de una mirada y el aliento de una zancada hacen derrumbarse al hombre a los pies desnudos del Señor. Hablar del Nazareno de Linares es hablar del Dios Padre, Señor de una Ciudad que carga con su cruz, el peso de nuestros pecados para labrarnos el camino hacia los cielos. Como todos los años cuando llega al calendario el mes de Marzo, en el interior del antiguo Convento Franciscano se celebran en Honor a Ntro. Padre Jesús Nazareno el Solemne Quinario. Una multitud de devotos y curiosos que acompañaron en todo momento a lo largo de estos días, al Señor de Linares que se presentaba ante su Pueblo, humilde y sencillo portando túnica morada de terciopelo liso ceñida a su cintura por una fina soga dorada de la que pendían sus añejos borlones mientras que a sus pies es depositada un rosa teñida por la sangre de sus heridas, y sobre su pecho la Medalla de Oro impuesta por el Exmo. Ayuntamiento de Linares. Durante este tradicional Culto, pudimos contemplar una imagen inédita que difícilmente se volverá a repetir... El señor se presentaba enmarcado por un bello dosel coronado por la bambalina delantera del Paso de Palio, tras el se encontraba María Stma. del Mayor Dolor y San Juan Evangelista en el altar Mayor de la Iglesia de San Francisco de Asís, Sede Canónica de esta Hermandad del Viernes Santo Linarense, una imagen como antes he comentado única e irrepetible que nos pellizca el corazón tan solo con su presencia.
 Ya va quedando menos para que cuando el reloj de la plaza de San Francisco marquen las 4 de la Madrugá, El Rey de Reyes salga a las calles para bendecir un año mas a un pueblo que quiere ser en esa noche... Cirineo para aliviar el peso de su Cruz.